Santos para pecadores
Alban Goodier
Querida Parroquia, en este mes de noviembre, en el que estamos llamados a «reavivar nuestra certeza en la gloria y la bienaventuranza eternas», os queremos traer un libro que nos anime en nuestro camino de Santidad. Camino al que todos hemos sido llamados, aunque a veces nos parece que solo es posible para unos pocos.
Leer las vidas de los Santos es un ejercicio fructífero, aunque en determinadas circunstancias, viendo sus grandes obras, también nos puede desanimar en nuestra meta última que es el Cielo.
“Santos para pecadores” es un libro que describe brevemente las vidas de 9 Santos, algunos más conocidos que otros, pero que pueden despertar en nosotros cuán grande es la misericordia de Dios y cuán grande es su corazón para acogernos. Desde un mercenario adicto al juego, a un adolescente no amado, una mujer con mala reputación, un misionero que fracasa en todos sus intentos a pesar de su buena y santa intención o un hereje hedonista y mujeriego que se convirtió en un gran teólogo, entre otros. Sea cual sea la vida que hayamos llevado o el pecado que hayamos cometido, si nos dejamos penetrar por la gracia de Dios, Él lo hace todo nuevo, a través de un amor inconmensurable que no sigue las normas de este mundo.
Viendo los momentos difíciles de estos Santos, somos conscientes cómo cada uno de ellos tuvo que abrazar su Cruz, cada uno en sus circunstancias, hasta llegar a la Gloria de Dios que ya disfrutan, y disfrutarán eternamente.
Todo ello trae a la mente los versículos del Apocalipsis 7, 9-10 “Apareció una gran multitud que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie ante el trono y ante el Cordero, vestidos con túnicas blancas, y con palmas en las manos, que gritaban con fuerte voz:
¡La salvación viene de nuestro Dios, que se sienta sobre el trono, y del Cordero!”
Cuánta gente nos hemos cruzado o nos cruzaremos en nuestro camino del día a día que ya comparten o compartirán la presencia de Dios. Esta reflexión nos hará no perder la esperanza y rezar por nuestros hermanos que ya nos precedieron para que puedan gozar de la presencia de Dios, así como rezar para que estos hombres ¨tan imperfectos y tan Santos¨ intercedan por todos nosotros.
Porque no hay nadie tan pecador que no pueda encontrar un pecador mayor entre los Santos.