Introducción
Además de los ministerios ordenados (Sacerdotes, Diáconos, etc.), existen funciones en la liturgia (misa) que son ejercidas por laicos que ponen su tiempo y su talento al servicio de la asamblea litúrgica, tales como los acólitos (servidores del altar o monaguillos), los lectores, los ministros extraordinarios de la Eucaristía, los cantores, los miembros del coro, los músicos, etc. Otros aportan su tiempo y talento para la planificación y organización de la liturgia, mantenimiento del templo, de las vestiduras y vasos sagrados, y otros se encargan de las decoraciones que reflejan el espíritu de la fiesta o del tiempo litúrgico.
Aquellas personas comprometidas con alguna función litúrgica necesitan estar bien preparadas para realizar dichas funciones y saber cómo desempeñarlas con reverencia, dignidad y decoro. Para obtener la preparación adecuada se requiere una donación de tiempo por parte de la persona que está siendo preparada, así como de las personas de la parroquia responsables de entrenar a los ministros litúrgicos.
Es como en un cuerpo: tenemos muchos miembros, no todos con la misma función; así aunque somos muchos, formamos con Cristo un solo cuerpo y estamos unidos unos a otros como parte de un mismo cuerpo.
Lectores
Los lectores proclaman la Palabra del Señor durante la misa . Por lo tanto , deben estar cómodos hablando en público y mostrar habilidad con la dicción , la pronunciación, el tono y la proyección de la voz. La formación se proporciona junto con las actividades de formación en la fe durante el curso.
Acólitos
Queridos monaguillos, en realidad, vosotros ya sois apóstoles de Jesús. Cuando participáis en la liturgia realizando vuestro servicio del altar, dais a todos un testimonio. Vuestra actitud de recogimiento, vuestra devoción, que brota del corazón y se expresa en los gestos, en el canto, en las respuestas: si lo hacéis como se debe, y no distraídamente, de cualquier modo, entonces vuestro testimonio llega a los hombres.
El vínculo de amistad con Jesús tiene su fuente y su cumbre en la Eucaristía. Vosotros estáis muy cerca de Jesús Eucaristía, y este es el mayor signo de su amistad para cada uno de nosotros. No lo olvidéis; y por eso os pido: no os acostumbréis a este don, para que no se convierta en una especie de rutina, sabiendo cómo funciona y haciéndolo automáticamente; al contrario, descubrid cada día de nuevo que sucede algo grande, que el Dios vivo está en medio de nosotros y que podéis estar cerca de él y ayudar para que su misterio se celebre y llegue a las personas.
Si no caéis en la rutina y realizáis vuestro servicio con plena conciencia, entonces seréis verdaderamente sus apóstoles y daréis frutos de bondad y de servicio en todos los ámbitos de vuestra vida: en la familia, en la escuela, en el tiempo libre. El amor que recibís en la liturgia llevadlo a todas las personas, especialmente a aquellas a quienes os dais cuenta de que les falta el amor, que no reciben bondad, que sufren y están solas. Con la fuerza del Espíritu Santo, esforzaos por llevar a Jesús precisamente a las personas marginadas, a las que no son muy amadas, a las que tienen problemas. Precisamente a esas personas, con la fuerza del Espíritu Santo, debéis llevar a Jesús. Así, el Pan que veis partir sobre el altar se compartirá y multiplicará aún más, y vosotros, como los doce Apóstoles, ayudaréis a Jesús a distribuirlo a la gente de hoy, en las diversas situaciones de la vida. Así, queridos monaguillos, mi última recomendación a vosotros es: ¡sed siempre amigos y apóstoles de Jesucristo!
Música y Coros
El canto forma parte de la liturgia como Ministerio de Alabanza y los miembros del coro, como ministros, son cauces de la gracia, con una doble misión:
- Glorificar a Dios
- Ayudar a los hermanos a entrar en el Misterio, ser instrumentos para la evangelización y santificación de los fieles.
Cantar en la liturgia es provocar la Fe. El canto nos permite orar de un modo nuevo….La Palabra de Dios cantada va impregnando el espíritu y eleva el alma del cantor ayudándole a entrar en sintonía con su Creador, al tiempo que produce frutos de fraternidad entre todos los hermanos al compartir una experiencia tan gozosa que es vínculo de comunión y símbolo de unidad. El canto permite: proclamar, aclamar, meditar, alabar e invocar. Con la ayuda de la melodía, el mensaje cala profundamente en nuestro interior y provoca en nosotros el deseo de compartir ese gozo que es don de Dios. La letra del canto es esencial, debe ser eminentemente bíblica, basado en los salmos y en las lecturas de la Palabra de Dios. Por estar al servicio de la liturgia, no se puede cantar cualquier cosa, ni de cualquier manera. Pertenecer al coro es asumir el compromiso de estar al servicio de este Ministerio y como tal preocuparse por acudir al ensayo semanal que prepara la misa dominical.
En nuestra parroquia se han constituido por gracia de Dios dos coros que participan activamente en las misas dominicales de 11,30 y 13 horas.
Los miembros del coro sintiéndose profundamente agradecidos por el don recibido deben acudir puntualmente al ensayo semanal y comenzarlo todos juntos con la Oración de ofrecimiento del canto, agradecimiento del don, recordatorio de su misión, invocación del Espíritu y oración de intercesión que refuerza sus lazos de común unión. Pertenecer al coro es buscar la gloria de Dios, poniendo al servicio de la liturgia y de la comunidad parroquial, los dones que de Él hemos recibido y sabiendo que sólo somos humildes instrumentos para acercar las almas a Dios. La música es una parte integral de toda celebración litúrgica en San Juan de la Cruz . Siempre estamos buscando personas que puedan poner al servicio del Señor y de los hermanos sus talentos musicales. Si estás interesado en formar parte de uno de nuestros coros , por favor rellene el siguiente formulario. Una vez que recibamos su formulario de consulta , nos pondremos en contacto con usted.
Acogida
El Ministerio de la acogida consiste en mostrar la caridad del Señor Jesús acogiendo en la puerta del templo a quienes participan en las celebraciones. Quienes acogen son los primeros que entran en contacto con los feligreses, son embajadores de Cristo con la misión de llevar a los feligreses a Dios por medio de nuestra hospitalidad. “Somos una sola Iglesia, Somos un solo Cuerpo”. Se trata de acoger con una sonrisa, con alegría y con fraternidad.