“La mujer tendría que ser compañera del hombre en la igualdad absoluta de valor y en la diferencia profunda del ser”.

Esta frase definiría de forma sublime una posible definición de la condición femenina, algo tan confuso y conflictivo en la actualidad.

Durante siglos, nuestra cultura ha elegido a la mujer como principal custodia de la vida. Hoy en día ha dejado de reconocerse en esa imagen, que parece destacar solo en sus aspectos maternos.

La condición femenina, previamente descrita, presenta dos “almas”: erótica y materna. Ambos son dos componentes imprescindibles y es necesario que ambos encuentren su espacio adecuado y se encuentren equilibrados e integrados: un exceso del componente erótico/narcisista supone egoísmo y aridez emotiva, pero el exceso del componente maternal, podría ser sofocante y asfixiante en las relaciones familiares.

La mujer siempre ha sido capaz de ver el carácter único de cada persona, en cuerpo, alma y psique, pero hoy en día hay un ataque frontal de este aspecto custodio de la mujer, bajo mentiras de liberación y progreso. En este aspecto existe una gran tarea que cada madre puede realizar con cada una de sus hijas, pues son las madres con sus batallas y pensamientos las que pueden abrir a sus hijas el camino de la propia identidad sexuada.

Es importante saber que la mujer NO ES NI PUEDE SER SEXUALMENTE IDENTICA AL VARÓN, es importante hacer un esfuerzo por reconocer la sensibilidad sexual de la mujer, y de comprender que la forma mas satisfactoria de la sexualidad se expresa en una relación de amor verdadero protegidos por la confianza, que nace de su promesa

recíproca, a través de la cual, ambos pueden aprender a conocerse, sin temor a través de su cuerpo sexuado.

El universo femenino y sus relaciones intergeneracionales poseen una sabiduría rica por descubrir y trasmitir.

Dejemos que las mujeres aporten al mundo la belleza y la gratuidad de la que el mundo está sediento.

Os recomendamos la lectura de este libro, cuya autora madre de seis hijos, médico neuropsiquiatra infantil y psicoterapeuta de adultos y parejas, nos invita a la reflexión, dirigido a todos aquellos hombres y mujeres que desean encontrarse, respetarse y quererse.