Querida familia parroquial.
Prácticamente nos encontramos a las puertas de la Semana Santa, semana más importante del año litúrgico, en la que celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Decía San Alfonso María de Ligorio que lo que importa por encima de todo es amar a Jesucristo; de ahí su insistencia en la importancia de meditar su Pasión y muerte, que es donde, de modo más conmovedor, Dios hecho hombre es capaz de robarnos el corazón.
Todos los Santos tuvieron especial devoción a Jesucristo y su Pasión y por este camino llegaron a su Santidad. El Padre Baltasar Álvarez afirmaba que nadie pensase haber hecho cosa de provecho si no llegaba a grabar en su corazón la imagen de Jesús crucificado, ya que sólo a los pies de La Cruz, seremos capaces de vislumbrar y meditar la pobreza, desprecios y los dolores que padeció nuestro Redentor por cada uno de nosotros.
El pequeño y profundo libro que os traemos hoy, fue escrito por el recientemente fallecido Papa emérito Benedicto XVI hace más de 30 años y desde la oscuridad nos conduce a la luz de la promesa de la vida eterna.
En sus reflexiones, el Papa emérito profundiza y medita sobre el Viernes y el Sábado Santo, meditaciones breves y sinceras que como bien dice su autor no pueden dejar impasibles a ningún cristiano, más aún, a ningún hombre que busque con sinceridad el camino recto y la verdad.
Meditar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, es meditar sobre la Gloria Futura. Según las propias palabras de Benedicto XVI: “Sobre la Cruz de Jesucristo brilla para siempre el esplendor victorioso de la mañana de Pascua. Vivir con Él a partir de la Cruz, significa vivir también bajo la promesa de la alegría Pascual”.
Rezamos de la mano de María para que, al pie de la Cruz, el Señor inflame a su Iglesia de su Santo Amor, a fin de que un día en el Paraíso podamos abrasarnos en las mismas llamas de caridad y contemplar cara a cara a nuestro Amantísimo Salvador Jesucristo.
Feliz y fructífera Semana Santa.
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