LA PASIÓN DE CRISTO
(José Miguel Ibáñez Langlois)
¨Jesús me dijo que yo le agradaría más meditando su dolorosa Pasión, ya que así mucha luz fluiría sobre mi alma¨ (Santa Faustina de Kowalska).
No existe mejor manera de introducir el libro que en concreto esta Semana Santa os recomendamos, que esta cita de Santa Faustina de Kowalska.
Meditar y contemplar la Pasión de Cristo, no sólo en Semana Santa, es la cumbre de la oración cristiana. Pero tal y como dice nuestro autor, no son muchos los libros para facilitar a los lectores actuales este ejercicio. Los cuatro Evangelios son la base absoluta de esta oración, no obstante, los comentarios y reflexiones que ambientan la Pasión en este libro, así como las referencias del Antiguo Testamento, donde ¨TODO ESTABA ESCRITO¨, nos ayudarán a completar, iluminar y adentrarnos, como verdaderos espectadores y de forma viva, en los sufrimientos que padeció Jesús por nuestra SALVACIÓN.
Con las reflexiones aportadas por este libro, así como con la lectura asidua de los Evangelios, queremos compartir con vosotros la dicha y la paz que la lectura contemplativa ha causado en nosotros.
Hemos podido vislumbrar a través de los personajes de la Pasión que todos somos cada uno ellos en algún momento de nuestra vida. También cómo en la inmensidad del dolor de Cristo se nos revela la inmensidad de su amor, ya que una forma de medir el amor que alguien nos tiene es midiendo la capacidad que tiene de de sufrir por nosotros, y lo que es más, sin mérito alguno por nuestra parte.
Y … ¿Quién es ese ¨mi¨ por quien Cristo padeció y murió? Es mi vecino, es mi padre, el frutero, los niños…es cada uno de nosotros, y ofreciéndole nuestros sacrificios, penitencias, y dolores y SOLO unidos a la Pasión de Cristo, participaremos en la Salvación de las almas, siendo corredentores con el crucificado. ¡Que gran dicha la nuestra!
Así que sin extendernos más y deseando que, ayudados por esta lectura y por supuesto por el Espíritu Santo, no dejemos de sorprendernos de los dolores que Dios hecho hombre quiso padecer por nuestra salvación y pidiéndole a Jesús que, en esta contemplación de la Pasión, no entremos en una neutralidad afectiva, y que nos fortalezca con la humanidad necesaria para acompañarlo hasta el final del camino.
Un final del camino GLORIOSO, que testimoniaremos con una alegría que brota de lo más hondo de nuestra alma, del gozo del misterio pascual, de la cruz y de la Resurrección, todos ellos inseparables ya.