Querida familia Parroquial ya tocamos con las manos la Semana Grande de los católicos.
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Como católicos no podemos olvidarnos de lo esencial de este tiempo:la oración y la reflexión de los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús y la Gracia que se derrama en este tiempo.
Sin embargo, para muchos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Durante la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico. Para ello acompañaremos a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados, y así finalmente resucitar con Cristo el día de la Pascua de Resurrección, con la alegría inmensa de sabernos creados para vivir eternamente junto a Dios y darle Gloria. Para reflexionar los misterios de la Pasión y muerte de Jesús os queremos ayudar recomendándoos una lectura, cuyo titulo bien resume en cuatro palabras de que va todo: LOCURAS DIVINAS DE AMOR. NADIE NOS AMA COMO EL.
Su autor, José Brage Tuñón, es sacerdote desde 2008, doctor en Filosofía, oficial del Cuerpo General de la Armada, especialista en Armas Submarinas y buceador de combate. Actualmente es capellán del IESE.
Este libro, a través del Evangelio, nos interpela personalmente, ya que a la luz del mismo nos invita a reflexionar con preguntas y realidades cotidianas si correspondemos a nuestro Señor y a los que nos rodean con ese amor infinito que nos ofrece cada día nuestro Creador.Es un libro para meditar desde el Jueves Santo, de fácil lectura, breve, e incluso recomendable para aquellos que les cueste un poquito más profundizar en la lectura espiritual
Bien resumía Tomas de Kempis que la meditación de la Pasión y Muerte es un tobogán para progresar en nuestra vida espiritual. Os animamos a ello.
Feliz y Santa Semana Santa.
“El cristiano que medite atentamente en la vida, Pasión y Muerte del Señor, encontrará allí en abundancia todo lo que le es necesario para progresar en su vida espiritual, sin necesidad de ir a buscar fuera de Jesús algo que le pueda aprovechar mejor”.
Tomás de Kempis.
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